lunes, 24 de diciembre de 2012

Navidad


Instalados en la melancolía, a punto de hacer de la derrota costumbre, absortos ante el devenir de los acontecimientos, boquiabiertos como niños en la primera vivencia de una tormenta. Acongojados, los que hace unos meses parecían gurkhas empuñando sus kukris sin miedo a nada. Ese es el Real Madrid de hoy día, un equipo desnortado y triste. La tristeza del recuerdo de la que hablaba Cernuda. Pensábamos que la marcha del Pep sumiría al Barcelona en ese bucle melancólico que hemos hecho nuestro como si la ausencia del enemigo y la tensión del enfrentamiento que va más allá de lo futbolístico nos hubiera hecho perder el apetito, no ya por la victoria sino por la batalla cotidiana e higiénica. Algunos parecen haber asimilado el dicho argentino “soldado que huye sirve para otra guerra”, esperando ya nuevo general o nuevo destino. Salvaguardando su imagen de la cacería inmisericorde emprendida contra Mourinho por un jauría acuciada por el hambre de notoriedad y venganza.

No sabemos en qué momento nuestro Macbeth mostoleño se encontró con las tres brujas que le gritaron la profecía: “¡Salud a ti, Casillas, que serás rey!”. Quizás no hizo falta, quizás le bastó con observar a los que fueron reyes antes que él, aquellos que dominaban a su antojo el vestuario y el club. Poniendo y quitando entrenadores, teniendo la última palabra en los fichajes, conchaveando con la prensa en los comedores y las bôites.  Pero llegado el momento, nuestro Macbeth se encontró con otro rey y con una caterva de Lady Macbeths estimulando su ambición desde las tribunas mediáticas o instaladas en su alcoba.

"¿Estaba ebria la esperanza  
de que te revestiste? ¿O se durmió?  
¿Y ahora se despierta mareada  
después de sus excesos? Desde ahora ya sé  
que tu amor es igual. ¿Te asusta  
ser el mismo en acción y valentía  
que el que eres en deseo? ¿Quieres lograr  
lo que estimas ornamento de la vida 
y en tu propia estimación vivir como un cobarde,  
poniendo el «no me atrevo» al servicio del «quiero»  
como el gato del refrán?". 


Puñaladas ha habido que hubieran acabado con cualquier otro monarca pero no con éste. Estando en la época en la que estamos, Navidad, desearíamos un ángel de la guarda, como aquel Clarence que se le aparecía a George Bailey en Qué bello es vivir, que mostrara a todos esos que hoy están a punto de arrojarse por el puente del madridismo lo que hubieran sido los últimos dos años y medio sin Mourinho. La sequía de títulos, las burlas constantes del barcelonismo triunfante, Valdano llenando su cartera por una miseria de verbo florido relleno de nada, un Míchel o un Benítez en el banquillo y de compadreo con los haraganes del Txistu, un Florentino Pérez deprimido y más ausente si cabe. Un Bernabéu vacío, donde sólo el sonido de las pipas rompiera el silencio más frío. No habría habido más literatura que la presente en los epitafios de nuestro madridismo. No podríamos recordar a Cristiano elevándose hacía la gloria de aquel cabezazo de Valencia o mostrando al mundo en el Nou Camp quien protege nuestros sueños y nos aleja de las pesadillas. No tendríamos en la memoria todos esos impagables momentos a los que recurrir ahora, cuando se derrumban los muros que construimos y que habremos de volver a levantar. Un Clarence, como aquel de George Bailey, que se gane las alas esta Navidad. Estad atentos al sonido de las campanas.




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lunes, 10 de diciembre de 2012

Aire


Uno iba al Nuevo Estadio José Zorrilla siendo niño a ver a Pato Yañez, a Da Silva y al Loco Fenoy, un portero que jugaba de libre y tiraba los penaltis, y se encontraba con Delibes en la tribuna principal. Como en aquel tiempo lo más parecido a un ordenador eran las calculadoras y la única consola que conocíamos era el mueble del pasillo en el que dejábamos las llaves ya habíamos leído El Camino y mirábamos a aquel hombre enjuto con la misma adoración que a aquellos jugadores que nos hacían ir los domingos a pasar frío cuando los fondos aún no estaban cerrados y corría el aíre del páramo acuchillando nuestras caras. “El Mochuelo” era por aquel entonces nuestro Holden Caulfield rural y cantábrico hasta que descubrimos al otro y empezamos a soñar con rascacielos y a preguntarnos a dónde van los patos de Central Park cuando se hiela el lago. En aquel estadio vio uno ganar al Valladolid el único título que adorna su vitrina y que apenas luce porque aquella competición de la Copa de la Liga se dejó de jugar enseguida. Vio uno debutar a Eusebio, a Torrecilla, a Juan Carlos, a Fonseca y al recientemente fallecido Manolo Peña. Vio uno jugar a Fernando Hierro con el Valladolid Promesas y dormitó en la grada durante la breve estancia de Pacho Maturana, del sopor de cuyo juego sólo nos desperezaba alguna locura de René Higuita.

Delibes escribió mucho y bien de fútbol y algunos comparan su contribución intelectual a este deporte con las de Camus y Montherlant, sin el contenido épico de estos, diría yo. En respuesta a unas declaraciones de Di Stefano publicó La Misión del Entrenador, cuyo contenido podemos resumir en una frase: “El alma de un equipo es el alma de su entrenador”. Don Miguel sentía verdadera devoción por Helenio Herrera y esa forma especial que tenía de entender el fútbol y no deja de resultar chocante que la exuberancia retórica y gestual de Herrera le resultara tan atractiva al recio y estoico castellano viejo. El Valladolid fue el primer equipo español del que se hizo cargo HH y de aquella época tiene palabras Umbral que dichas ahora podríamos aplicar a José Mourinho. “La vida de Helenio en Valladolid no fue nada tranquila, sino que siempre vivió el escándalo deportivo, porque perdía o porque ganaba, y otros escándalos más secretos, concéntricos al principal y llenos de sederías y ambigüedad”. No conviene añadir más.

Vimos el sábado un partido de fútbol de los que le hubiera gustado ver a Delibes, que ya en los 80 se adelantaba a lo que después vendría y que nos han vendido como el único fútbol que merece ser considerado como tal. “El fútbol español de hoy resulta pueril, enjuto e inoperante. La cabriola, el regate en corto, el pasecito horizontal, la triangulación del juego en el centro del terreno no conducen a nada práctico». Se enfrentaban dos equipos de autor, creados a imagen y semejanza de sus entrenadores, y se propuso un partido serio y sincero. El otrora denostado Manucho, aquel que prometiera 30 goles por temporada a su llegada a Valladolid, marcó dos veces a la salida de sendos corners ante la pasividad de un Casilla que prefirió las dos veces quedarse a la abrigada de los tres palos en vez de salir a poner orden en aquel caos. Entre ambos goles aprovechó Callejón un fallo de la defensa pucelana para asistir a Benzema y volvió a empatar Özil tras una jugada que me trajo a la mente el verso de Guillén que inspirara a Chillida: “Lo profundo es el aíre. La realidad me inventa, Soy su leyenda. ¡Salve!”. Ante las dificultades planteadas tuvo que sacar Mourinho un conejo tras otro de la chistera provocando la indignación de los plumillas que hubieran preferido una derrota que colocara de nuevo al portugués en la picota. Volvió a ser Mesut el que cerrara el partido con un lanzamiento magistral de falta que esperemos le despierte definitivamente de ese trance sufítico en el que lo encontramos demasiadas veces.

A este Madrid del todo o nada le viene bien la frase futbolística de Montherlant en Las Olímpicas: “Es correcto, es saludable, sentir que mañana podemos o nos pueden matar. En las manos de la vida amenazada podemos encontrar un cuerno de la abundancia. Mirar, amar, poseer siempre como si fuese la última vez. «¡Más tarde!» murmura la esperanza, que es la voluntad de los débiles. Pero no hay un más tarde y por ello se hacen las cosas. Hay un instante. ¡Que sea mío!”. 

martes, 4 de diciembre de 2012

Canteranos


Bajé el domingo por la mañana a tomar un café y al pasar delante de un quiosco pensé por un momento que me había pasado como a Resines en Los Serrano, que los últimos años no habían sido más que un sueño. Consulté la fecha en el móvil mirando de soslayo a Felipe González en la portada de El País y a Aznar en lo de Pedro Jota. Fue tan sólo una falsa alarma. “Just another false alarm”, que cantaba Morrissey cuando The Smiths. Al parecer Aznar ha escrito la primera parte de sus memorias dejando para la segunda la narración de las dos veces que yo le di de comer, que fue las dos veces lo mismo. Medio solomillo poco hecho y ensalada LTC. A González, celebrando el aniversario de la victoria del 82, lo llevaron a una cosa del PSOE, como si fuera Chicote, a ver si podía hacer algo por un negocio que se viene abajo. Cometiendo el mismo error que el cocinero, no empezó por exigir personal más cualificado y una limpieza a fondo de las cañerías sino que se limitó a insinuar un menú más de centro y eso nos recordó la mayoría natural, aquella de la que hablaba Fraga.

Un partido contra el Ajax es un poco también una mirada al pasado, a un tiempo prendido con alfileres en la chaqueta de la memoria. Un regreso a ese fútbol puramente sentimental del que habla Manuel Jabois, a los cromos de Johan Cruyff vestido ya de blaugrana, los goles de Van Basten y la frialdad exquisita de Rijkaard. Puede que el gran error de Bernabéu fuera no haber traído a aquel Johan con el que se hubiera podido asentar una nueva dinastía, como la de Di Stefano, y andaríamos ahora buscando la decimosexta con el Milan mirándonos a la altura del culo. Los que hablan de la influencia de Cruyff en el Barça del tiqui-taca y la humildat saben poco de aquel fútbol total engendrado en los canales de Ámsterdam y olvidan conscientemente el carácter tormentoso de Johan. Nada tenían que ver aquellos jugadores salidos de la cantera del Ajax con los chicos sencillos cultivados en La Masía, en una agricultura ecólogica que acaba resultando un timo. No sabemos por qué pero el Madrid no fue nunca mucho de pescar en aquellas aguas y cuando lo hizo, con equipo puente de por medio, no duró lo que hubiera sido de desear y es que uno todavía no entiende que a Clarence Seedorf lo vendiera Sanz para pagar no sé qué nóminas o las deudas de una partida de poker, hurtándonos un capitán como Dios manda.

Con todo el pescado vendido lo importante del partido parecían ser las ruedas de prensa de Mourinho o sus apariciones porque como decía Umbral de Eugeni D’Ors: “En sus conferencias no se sabía qué atraía más, si la palabra o la aparición, porque lo suyo eran apariciones”. Mourinho se apareció el sábado sobre el césped del Bernabéu como hacía “Pizarrín” Ferrándiz cuando el Madrid de baloncesto visitaba Magariños para que toda la ira de La Demencia recayera sobre él y no sobre los jugadores. Lo que nadie podía esperar es que un entrenador del Real Madrid tuviera que hacerlo en el Bernabéu para aplacar las iras de los piperos. A Mourinho ya lo ponen en la frontera los guardianes del señorío y los valores. Aquellos que hablan del madridismo como si fueran antropólogos seguidores de Franz Boas que no hubieran asumido la revolución cognitiva y siguieran creyendo en la mente superorgánica y la conciencia grupal. Charlatanes que son al Real Madrid lo que el Institut Nova Història es a la cultura catalana.

El partido no tuvo demasiada historia porque el Ajax salió a jugarle al Madrid como salen los equipos a jugarle al Barça en la liga española, pidiendo autógrafos con la mirada y disculpándose por cualquier tropezón por involuntario que sea. Sirvió para que Modric, un canterano de la guerra de los Balcanes, mostrara el talento que le adivinábamos y que le puede servir a Xabi Alonso para tomarse un respiro antes de que llegue el momento de la verdad. Se lesionó Coentrao, un canterano de la miseria, el hambre y el trabajo infantil, y eso obligó a Mourinho a recomponer la defensa sacando a Pepe que portó el brazalete de capitán que alguien, incomprensiblemente, le había entregado primero a Adán. Un pase mágico de Modric finalizado por Benzema sirvió para adelantar al Madrid que a partir de ahí jugó el partido que quiso. Marcó un golazo Kaká sin que ello suponga que haya vuelto del país de los muertos más que para darse un paseo y Callejón se volvió a reivindicar ante la baja forma de Di María, otro canterano de la miseria y el hambre. Asistimos al debut en Copa de Europa de José Rodríguez, futbolista con planta de torero antiguo y cara de fotografía en blanco y negro. Gitano con seriedad de patriarca y soltura de adolescente en el ruedo del Bernabéu ante los piperos del 7. Que Dios reparta suerte.



domingo, 2 de diciembre de 2012

Replicantes


Esa jugada en las postrimerías del partido de anoche con Cristiano Ronaldo corriendo desde su propia área hasta acabar estrellando con violencia el balón en el poste a pase de Mesut Özil nos hizo preguntarnos si estamos realmente ante un ser humano o ante un replicante Nexus-6 diseñado en una Tyrell Corporation situada clandestinamente en Madeira. Resulta complicado recordar algo más bello acaecido sobre un terreno de juego que esa carrera furibunda hacia el único destino que conoce Cristiano y no podemos dejar de recordar el punto cuatro del Manifiesto Futurista de Marinetti, “Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad”. En esa cansina discusión que se mantiene por decidir quien ocupa el trono de mejor jugador del mundo en la actualidad nosotros lo tenemos claro. Si Messi es la gambeta y el fútbol suburbial, Cristiano es la violencia y el fútbol industrial. Cristiano es el capitalismo frente a ese Messi formado en La Masía, escuela protosoviética. Messi es la cumbia y Cristiano es Kraftwerk. Recurrimos para glosar a Cristiano de nuevo a Marinetti: “Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, la carrera, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo”.

Esa imagen de Cristiano como un Nexus-6 parece haber aparecido también en las mentes de una inmensa mayoría de los periodistas deportivos de este país que se han otorgado a si mismos la categoría de Blade Runners y han incluido también en el lote de replicantes a aniquilar a todos los jugadores portugueses del Real Madrid y a todos aquellos que hayan sido fichados por Mourinho, que vendría a ser el Eldon Tyrell de la enésima versión de esta película. De ahí su sorpresa cuando Cristiano pregona su tristeza o Coentrao su estupefacción por las críticas perversas. Los replicantes no sienten y son incapaces de empatizar asi que los Cristiano, Coentrao, Pepe o Khedira son sometidos a diario a la  prueba Voight-Kampff  por parte de sebosos analistas en sus patéticos cubículos de engorde de las redacciones. Es la xenofobía cateta por lo diferente, por lo que te ves incapaz de controlar y llevar a tu terreno.

Llegaba el derbi en el mejor momento para el Atlético y en el peor para el Madrid después de la derrota ante el Betis de la que sólo recuerdo a Jose I. López leyendo pasajes del programa electoral de Madridista Ateo, a Jorge Bustos dando respingos en la silla como si cada ocasión fallada fuera una descarga eléctrica y una tortilla. Sin embargo el Atlético no quiso apartarse de una tradición que dura lustros y perdió contra el Madrid como si hacer algo diferente le fuera a enfrentar con su historia reciente. No es menos cierto que la actitud del equipo de Mourinho fue la necesaria para sacar adelante el partido con jugadores plenos de concentración durante noventa minutos que no consintieron que el equipo rojiblanco diera sensación de peligro en todo el partido. Abrió el marcador Cristiano con un libre directo ejecutado con precisión y violencia y terminó el partido para el equipo de Simeone. Fue uno de esos partidos de fútbol de otro tiempo, de tipos serios que dejan las sonrisas y los afectos para el final del encuentro. Duro pero no sucio. La segunda parte sirvió para que Benzema, prácticamente ausente durante los primeros cuarenta y cinco, mostrase que en este equipo industrial él es el orfebre y que entre los ritmos de Krautrock él cuela siempre melodías trip-hop. Marcó el segundo Özil y el primero que llegó a felicitarlo fue su novio. Una nueva falta lanzada por Cristiano acabó en el larguero y acabó el partido con esa obra de arte del siglo XXI que admiraremos con frecuencia en el museo de nuestra memoria. Tan solo esperamos que esos Blade Runners de abultada papada y escaso talento no acorralen definitivamente a nuestros replicantes y consigan que todo esos momentos se acaben perdiendo como lágrimas en la lluvia.


viernes, 16 de noviembre de 2012

Autarquía


Pensaba David Gistau al finalizar la temporada pasada que la victoria incontestable del Madrid de Mourinho en la liga, arrancada de las manos del “mejor equipo de todos los tiempos”, nos permitiría bajar de Sierra Maestra y pasar por el barbero antes de sentarnos relajadamente en La Bodeguita del Medio a tomar un mojito entre fotografías de Hemingway. A pesar del perfil bajo adoptado por Mourinho durante el verano y el inicio de la temporada, la caza del hombre no solo no ha cesado sino que ha ido acumulando efectivos. A la conocida Brigada de la Papada se unen ahora los meritorios que, como si de "soldattos" de la Cosa Nostra se trataran, vigilan las puertas del Txistu para evitar que alguien pueda molestar a los capos y  esperan a que terminen los banquetes para dar buena cuenta de las sobras o recibir una palmadita en la espalda. Fuimos durante algún tiempo “yihad” hasta que un funcionario de la embajada Saudí puso el grito en el cielo y comenzamos a ser “makis”. Hasta el momento desconocemos si es una euzkaldunización del mismo maquis al que también aludía Gistau en aquella Barra Brava o si es un homenaje al personaje que dibujaba Ivá para las páginas de El Jueves. El último y repulsivo calificativo ha procedido de un tal Cuellar que ha tildado a los seguidores de Mourinho de “terroristas cibernéticos”.  A Ruiz Quintano le vino a la mente la banalización del mal que enunciara Hannah Arendt durante el juicio a Eichmann y a mi la Ley de la controversia de Benford y la Ley de Wilcox-McCandlish.

Uno de los memes principales del agit-prop mediático es la supuesta defensa de una serie de supuestos valores históricos del Real Madrid de los que pretenden convertirse en guardianes. Todo mentira. Si tuviéramos tan poca vergüenza como ellos y siguiéramos sus mismos códigos, diríamos que ese revisionismo histórico los emparenta con individuos como David Irving. No lo haremos. La cantera se ha vuelto a utilizar últimamente como ariete con el que percutir contra José Mourinho e, indirectamente, contra Florentino Pérez. Quieren hacer cundir la idea de que el Madrid fue algo así como un Athletic de Bilbao mesetario que se alimentaba de forma casi exclusiva de jugadores precedentes de las categorías inferiores. Aunque estén ahí, al alcance de cualquiera, las sucesivas plantillas del club a lo largo de los años para desmentir esa ridícula idea, la realidad no es capaz de hurtarles un buen titular. Desde la llegada a la presidencia del Real Madrid de Santiago Bernabéu el verdadero sentido del club fue la universalidad y el rechazo a cualquier atisbo de provincianismo. Más aún, en aquella España del aislacionismo y la autarquía franquistas, fue el Real Madrid la primera institución del país en abrirse al exterior sin pudor alguno hasta convertirse en el impulsor de la Copa de Europa. Durante aquellos oscuros años 50 llegaron al club jugadores uruguayos, argentinos, franceses, brasileños e incluso del otro lado del Telón de Acero y jugadores españoles de cualquier provincia. Leyendo algunas declaraciones de Bernabéu por aquel entonces, no nos cabe duda de que no llegaron más porque no lo permitía el reglamento. Era tal el respeto reverencial de Bernabéu a la cantera que alojaba a los jugadores en pensiones de la calle Montera, suponemos que para que aprendieran lo puta que es la vida.

Esta absurda intención de algunos de devolver al Real Madrid a las miserias autárquicas del franquismo se emparenta con eso que Antonio Escohotado ha dado en llamar “pobrismo” en su análisis de los enemigos históricos del comercio. Como si de una nueva secta  esenia se tratara el periodismo deportivo español ha confundido “comerciar” con “robar” y consideran que la riqueza  del actual Real Madrid es un mal que hay que combatir. En realidad, la pretensión es un equipo menos poderoso repleto de jugadores españoles afines a la causa y representantes siempre dispuestos a echar un óbolo en la gorra. Convendría mostrarles a estos funcionarios del chantaje las palabras de Gay Talese. 

"Si los periodistas tradicionales no hacen algo por mejorar, se van a extinguir. Estamos perdiendo la especialización, la singularidad, el arte del periodismo. En otras palabras, la carrera de periodista va a acabar reducida a un puesto de administrador, como un secretario. Habrán perdido el oído, la pluma, el cerebro. El periodista tiene que ser testigo de la Historia. Y si no de la Historia, por lo menos de la actualidad". 

Amén.



miércoles, 7 de noviembre de 2012

Blanco España

Me acerco por última vez a la orilla del mar, sobre el viejo y desvencijado muelle de Cala de Bou. El hormigón ha sido primorosamente pulido por las olas a lo largo de los años. Cae una fina y, sorprendentemente, gélida lluvia que el viento del norte conduce a una danza caótica y triste. Se remueven las palmeras como gigantescas brochas desmochadas que quisieran en vano colorear el cielo de verde. Al otro lado de la bahía, las nubes ocultan la cumbre imponente del Cap Nono. Las últimas luces del día se abren paso entre el cielo cubierto y circundan la silueta de Conejera en tonos naranjas. A través de los auriculares llega a mis oídos la bellísima voz de Lupe desgranando las estrofas de Hurt, aquella canción que cantaron antes Jonnhy Cash y Trent Reznor. Lupe consigue amortiguar el golpe de palabras y acordes que en la voz de otros le sumen a uno en la tristeza más radical y profunda. Es esa belleza en la que Keats nos advirtió que se encuentra la verdad de todo.

Hace ya semanas que este lado de la bahía se convirtió en el reino del blanco España. Blanco España en los amplios ventanales de los hoteles; blanco España en los escaparates de las tiendas de souvenirs; blanco España en las cristaleras de los restaurantes y los pubs ingleses. Blanco España y silencio donde antes hubo rosas de Inglaterra y estruendo.

Como cada otoño, contemplo el majestuoso espectáculo de la Bahía de San Antonio como si fuera la última vez en mi vida. No sabemos qué día será el último y eso forma parte sustancial de este juego. Circulamos en coches, volamos en aviones, caminamos bajo cornisas, paseamos en días de ventisca junto a muros en los que quizás alguien prefirió ahorrar cemento y varilla del doce, bebemos en tugurios que son ratoneras en compañía de gente que confunde petardos con disparos. En no pocas ocasiones es el mismo pavor a la muerte el que nos conduce irremisiblemente a sus brazos. Como manadas de ñus que se precipitan sin razón hacia el barranco. Desconocemos cuándo habremos de cruzar la Laguna Estigia así que no está de más llevar siempre encima las monedas con las que pagar a Caronte.

El sol pierde su batalla diaria y todo queda sumido en una oscuridad desconocida hasta hace bien poco. Al fondo, las cada vez más escasas luces de San Antonio y el eco lejano del rebaño de barcos del puerto haciendo sonar sus esquilas. Una última y húmeda mirada y un ruego: "Cántala otra vez, Lupe". Y Lupe canta.

"I hurt myself today, 
To see if I'd still feel. 
I focus on the pain, 
The only thing that's real. 
The needle tears a hole, 
The old familiar sting; 
Try to kill it all away, 
But I remember everything. 

What have I become, 
My sweetest friend? 
Everyone I know, 
Goes away in the end. 
You could have it all, 
My empire of dirt. 
I will let you down, 
I will make you hurt"

sábado, 27 de octubre de 2012

Lupus


Ayer recibieron el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica dos investigadores, un biólogo y un patólogo, especialmente dedicados al estudio del sistema inmunológico humano. El jurado destacó las contribuciones decisivas de Gregory Winter y Richard A. Lerner al campo de la inmunología y, más concretamente, por la obtención de anticuerpos de gran valor terapéutico. El sistema inmunológico es el sistema defensivo del organismo que detecta sustancias, virus y micro-organismos externos al cuerpo y los neutraliza. Los glóbulos blancos son las células defensivas encargadas de la respuesta inmunológica. El sistema linfático y los ganglios linfáticos recogen los agentes invasores y los drenan para neutralizarlos y eliminarlos. Aunque todos los seres vivos cuentan con un sistema inmunológico es en  los vertebrados donde ha alcanzado mayores niveles de especialización. En el ser humano la complejidad del sistema  llega al punto de ser capaz de reconocer con el tiempo patógenos específicos más eficientemente. A este proceso de adaptación se le llama "inmunidad adaptativa" o "inmunidad adquirida" capaz de poder crear una memoria inmunológica. La memoria inmunológica creada desde una respuesta primaria a un patógeno específico, proporciona una respuesta mejorada a encuentros secundarios con ese mismo patógeno específico. Este proceso de inmunidad adquirida es la base de la vacunación.

El sistema inmunitario es un complejo notablemente eficaz que incorpora especificidad, inducibilidad y adaptación. No obstante, a veces se producen fallos que pueden agruparse, de forma genérica, dentro de las tres siguientes categorías: inmunodeficiencia, autoinmunidad e hipersensibilidad.

La inmunodeficiencia ocurre cuando uno o más de los componentes del sistema inmunitario quedan inactivos. La inmunodeficiencia puede ser heredada o adquirida. Las respuestas inmunes exageradas abarcan el otro extremo de la disfunción inmunitaria, particularmente las enfermedades autoinmunes. Aquí el sistema inmunitario falla en distinguir adecuadamente lo propio de lo extraño y ataca a partes del propio organismo. La hipersensibilidad es una inmunorespuesta que daña los tejidos propios del cuerpo.

Como ya hemos dicho una enfermedad autoinmune es una enfermedad causada porque el sistema inmunitario ataca las células del propio organismo. En este caso, el sistema inmunitario se convierte en el agresor y ataca a partes del cuerpo en vez de protegerlo. Existe una respuesta inmune exagerada contra sustancias y tejidos que normalmente están presentes en el cuerpo.  Una de estas enfermedades autoinmunes es el Lupus, que puede afectar cualquier parte del organismo y cuyo curso es impredecible, con periodos de crisis alternados con remisión. La causa exacta de la enfermedad es desconocida, y no hay consenso en si es una sola circunstancia o un grupo de enfermedades relacionadas. Sin embargo, al tratarse de una enfermedad autoinmune hay distintos factores que pueden influir en el sistema inmunitario y provocar lupus. Se han supuesto varias hipótesis, entre ellas la genética y la ambiental. Desgraciadamente hasta el momento no hay una cura y sólo se pueden tratar los síntomas.

Otro de los premiados ayer con un Premio Príncipe de Asturias fue Iker Casillas, capitán del Real Madrid.



(Fuentes:  Página oficial Fundación Príncipe de Asturias, Wikipedia, Página oficial U.S. National Library of Medicine)

viernes, 21 de septiembre de 2012

Übermensch


Los años de Guardiola al frente del Barcelona situaron el fútbol en eso que Francis Fukuyama llamó “el fin de la historia”. Parecía que, tomando palabras del propio Fukuyama, los equipos  actuales y futuros no pudieran, salvo manifestaciones limitadas y menores de disidencia, jugar ni actuar con otro modelo que no fuera el del guardiolismo.  Esa mezcla táctico-ideológica que logró un triunfo incontestable sobre los terrenos de juego y sobre todo en el imaginario colectivo. A Fukuyama la teoría geo-política se le vino abajo junto con las Torres Gemelas y con Guardiola terminó algo que curiosamente algunos también han calificado de yihad. El Madrid de Mourinho encabezó esa disidencia que acabó por no ser ni tan menor ni tan limitada como se auguraba. Después de una liga arrancada de los brazos del “mejor equipo de todos los tiempos” y con jugadores que además fueron después campeones de Europa con “el mejor equipo de la historia”, el inicio lamentable en la competición de liga actual parecía solamente eso que llaman post-coital tristesse. Tan sólo durante media hora del partido de vuelta de la Supercopa mostró el Madrid las virtudes que le hicieron llevarse el año pasado el título con record de puntos y goles. Incluso ese partido mostró carencias preocupantes de espíritu cuando, pudiendo rematar a un irreconocible Barcelona y sumirlo en una melancolía de la que le hubiera costado salir, dieron un paso atrás y acabaron pidiendo la hora.

No pareció, sin embargo, preocupante el inicio de liga pues a pesar del mal juego todos los partidos se pudieron saldar con victoria blanca a poco que Higuaín hubiera enderezado la mira de la escopeta de feria y Casillas hubiera hecho el milagro de no cometer errores, que es el único milagro que se le pide. Comenzó la preocupación tras el terrible partido contra el Sevilla sobre todo tras descubrir que teníamos a Cristiano como “A Brasileira”, aquel café de Lisboa en el que se le murió a Pessoa una novia y que durante el luto lució en la puerta: “Cerrado por tristeza”. Fue el pistoletazo de salida de un nuevo aquelarre demagógico y xenófobo realizado en las portadas de los periódicos, las ondas y hasta el prime time de la televisión de Belén Esteban. Calló Cristiano aunque uno le hubiera recomendado que usara las palabras del poeta.

“Yo no me quejo del mundo. No protesto en nombre del universo. No soy pesimista. Sufro y me quejo, pero no sé si lo que hay de malo es el sufrimiento, ni sé si es humano sufrir. ¿Qué me importa saber si eso es cierto o no? Sufro, y no sé si merecidamente. Yo no soy pesimista. Estoy triste”.

La Copa de Europa es el prozac habitual para el Madrid en estas ocasiones y llegaba el Manchester City al Bernabeu con el título de la liga del país que inventó el fútbol. Salió el Madrid al campo con la alineación que marcaba la lógica para cualquier persona con dos dedos de frente y fue inmediatamente descalificada por los de siempre. Los que hubieran preferido un centro del campo repleto de eso que llaman jugones a los que Touré Yaya, ese hombre que podría trabajar lo mismo en el taller de un orfebre que en una empresa de demoliciones, se pudiera comer con alguna salsa marfileña para que la crisis del Madrid engordara y Mourinho estuviera un poco más cerca de la frontera. Afortunadamente el plan del portugués resultó como debía y, una vez más, la desconcertante mala puntería de Higuaín evitó que el Madrid se fuera al descanso con un resultado tranquilizador. El debutante Essien, que mostró que su conocimiento del juego puede hacer que sus problemas físicos no resulten determinantes, y Khedira actuaron como guardia de corps de Alonso que tuvo el tiempo que necesita para pensar y adelantaron la presión dejando al City reducido a las arrancadas de Touré y a la representación de danza contemporánea de Silva que pareció muy del agrado del piperío, muy partidario de estas manifestaciones artísticas de la nada cuando los que las realizan son los de fuera. Desmontada la idea inicial debido a la urgencia del momento llegó el primer gol del City en una contra que terminó con Casillas jugando a las películas con Dzeco que no acertó el título pero anotó el gol. Con Özil y Modric ya en el campo, marcó Marcelo el empate que un nuevo error de Casillas dejó en nada permitiendo a Kolarov marcar un gol inesperado que abrió el grifo de tribuneros escaleras arriba para evitarse la aglomeración y el atasco. Descendió de los Cielos, sin embargo, Benzema que marcó el empate tras una maniobra de ballet clásico que dejó en ridículo la danza inane de Silva en la primera parte. Comenzaron entonces minutos hermosamente terribles de Madrid kirijini que terminaron con Cristiano sacudiéndose la saudade de un zapatazo que sorprendió a Hart, el único hombre para el que podemos considerar que “portero inglés” no es un oxímoron.

Llegó entonces la imagen. Rugió el Bernabéu tras el gol del  Übermensch, desatada la locura, mientras el gran capitán, el madridista entre los madridistas, el novio de España, permanecía impertérrito, los brazos en jarras. Muchas han sido las críticas recibidas por Casillas por la desidia en la celebración. Injustas todas. Iker no celebró el gol de la agónica victoria porque ya no estaba. Se había ido tras el gol del Kolarov, acompañando a los suyos, camino de los vomitorios. De esos se acordó Mourinho en una rueda de prensa en la que apareció con Kalashnikov y en la que sólo le faltó citar a Zarathustra en su definición nietzcheana del señorío madridista frente a la superchería pipera y periodística.

“¡Mirad, yo os enseño el superhombre! El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el superhombre el sentido de la tierra! ¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no. Son despreciadores de la vida, son moribundos y están, ellos también, envenenados, la tierra está cansada de ellos: ¡ojalá desaparezcan!”

 Volvió Mourinho, abandonado el inservible perfil bajo, y volvió el fútbol, la guerra y la vida. A joderse, cretinos.

lunes, 14 de mayo de 2012

Apocalipsis

This is the end, cantaba Jim Morrison en la canción que Coppola usaría después en Apocalipse Now para acompañar musical y metafóricamente la devastación de aquel pequeño reino que el Coronel Kurtz había instaurado en la selva de Camboya. El napalm iluminando la noche en un rito de purificación y renacimiento y la voz agónica de Morrison anunciando el final como si las llamas que se elevaban hacia el cielo negro no fueran suficiente alegoría. Como el Madrid de Mourinho, devastando con cien bombas, cien, el reino del Pep, que era un Kurtz iluminado por los focos de la progresía para que no se vieran los claroscuros del personaje. Guardiola en su despacho del Nou Camp repitiendo "el horror, el horror" mientras revisaba videos del fútbol vertical y sincero del Madrid.

Ha sido Mourinho el coronel Kilgore queriendo hacer surf en cada playa de la liga mientras a su alrededor caían las bombas del pseudomadridismo y de la izquierda divina y silbaban las balas que tenían su corazón como destino. Kilgore dirigiendo el ataque despiadado de ese Noveno de Caballería que aplastaba poblados enemigos al son de esa nueva Cabalgata de las Walkirias que es el galope criminal de Cristiano y los suyos.

Ha sido la liga de los cien puntos y el record de goles pero ha sido mucho más que eso. La liga del dedo de Mourinho señalándonos el camino; la liga de los mourinhistas de pega que subían y bajaban del caballo como un Buffalo Bill de espectáculo circense; la liga de Salmonetes, la Taberna de Mou, la Barra Brava, Grupo Salvaje y la filosofía navajera; la liga del señorío que se pudría en las alacenas del periodismo pesebrero porque casi no quedaba nadie dispuesto a tragarse ese veneno; la liga de la Puta Banda radicalizando el mourinhismo hasta convertirlo en khedirismo y en su faceta terrorista en coentraoismo; la liga del Cristiano imperial y putoamista explicándole al Nou Camp quién decide ahora el destino de este juego, la liga de las ligas, el cantar de los cantares, la patada en el culo gordo de los que pacen en los barbechos intelectuales de los asadores capitalinos. Nuestra liga. Dísfrutadla, amics.

domingo, 6 de mayo de 2012

Paganismo

Sentenciada la liga llegó el momento de las celebraciones y de las despedidas. Desfiló triunfal el Real Madrid hasta Cibeles y no pude evitar pasarme dos días tarareando Panic de The Smiths y no porque sonara durante el paseo de los campeones sino por el estribillo. "Hang the dj, hang the dj, hang the dj". Uno esperaba para un Madrid épico como el de Mourinho una banda sonora que no pareciera la de un desfile de carrozas rural. La sesión que perpetró el elemento encargado de amenizar el recorrido y la posterior ceremonia donde la diosa fue tan de atracción de coches de choque que temí que en cualquier momento fuesen a saltar chispas sobre las cabezas de los jugadores. Bien podría Florentino haber honrado como merece a este equipo poniendo la animación musical en manos de ese Marcelo de Detroit que es Seth Troxler o de ese Mourinho del Techno que ha sido siempre Richie Hawtin. Una opción más del gusto del piperío, que es como Manolo Tena dando siempre el coñazo con la sangre española, hubiera sido el emergente DJ Squire, que como socio del Espanyol a buen seguro que guarda un hueco en su corazón para el madridismo y está ahora sobrado de tiempo desde que los de Red Bull le quitaron el coche.

Se hizo acompañar Mourinho de uno de sus hijo para que su presencia fuese su "memento mori", el siervo que le repitiese "Respice post te! Hominem te esse memento! " (¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre". Siguiendo con el latín y si hacemos caso del aforismo, "in vino veritas", descubrimos que Casillas es uno de los nuestros en las profundidades de su ser. Nos mostró el capitán prácticamente todas las fases de la ebriedad. Facilidad de palabra (todos pudimos escuchar), exaltación de la amistad (esos abrazos con Cristiano), cantos regionales (el We are the Champions se puede considerar ya como tal y más teniendo en cuenta que podemos imaginar fácilmente a Mercury vestido de lagarterana) y tuteo a la autoridad (Mourinho). De haber durado el acto un poco más hubiera acabado en los insultos a un clero que sólo podrían representar Platini y Villar. Higuaín se llevó una camiseta firmada por todos sus compañeros como si fuera el ultimo día de campamento aunque todo parece indicar que se trató de un brindis al sol.

Lo realmente maravilloso sucedió ayer. La despedida de Guardiola del Nou Camp. Antes del partido pudimos ver esas imágenes del Pep colgando de los anfiteatros que nos recordaron inmediatamente a esa otra del difunto Kirchner que esta misma semana habíamos visto mostrar a la barra brava del peronismo parlamentario argentino. Asistimos anoche al nacimiento del peponismo, con Juan Domingo y Evita en uno solo. Guardiola como el viudo de sí mismo. De todas las imágenes que adornaban las gradas del estadio del Barça la que más me llamó la atención, por inesperada y sincera, fue la que situaba el rostro del Pep en lugar del Brando-Vito Corleone en el cartel de El Padrino. No es difícil adivinar quienes han sido las marionetas sujetas al final de esos hilos que se movían en manos del titiritero de Sampedor.

Tras el partido hubo speech de Guardiola, que en la puesta en escena estuvo entre telepredicador y charlatán de la teletienda y en el fondo pareció sacado de un capítulo de Friday Night Lights, desgraciadamente sin Minka Kelly. Le siguió el manteo tradicional con Messi observando en la distancia y el momento cumbre de la noche, el corro de las patatas que formaron en la mitad del campo y cuyo significado seguimos desconociendo. Dudamos de si fue una sardana humilde de brazos caídos, el Stonehenge humano y fenicio de un nuevo paganismo o el último intento de Guardiola de pasar a la posteridad como el hombre que consiguió la cuadratura del círculo. Anims Tito.

jueves, 3 de mayo de 2012

Leyenda

Tras los gestos de rabia, tras el manteo pertinente, tras los abrazos y las palabras, Mourinho desapareció del primer plano y le adivinamos en la penumbra del autobus masticando pacientemente la victoria y el crecimiento desbordante de su mito. Dejó que los focos recayeran sobre otros y hasta ésto le parecío mal a la prensa que olvidó conscientemente que en las victorias Mourinho siempre sigue un guión parecido. Olvidaron que tras ganar la Copa de Europa con el Inter, tras las impetuosas celebraciones nada más acabar el partido, prefirió abandonar el tumulto y buscar a su hijo en la grada, subirlo sobre sus hombros e iniciar el pausado regreso a casa por el camino de baldosas verdes. Como el guerrero que emprende viaje tras vencer en la batalla sin esperar al desfile de la victoria, los parabienes, las lisonjas y el reparto del botín. Ayer ganó el Madrid una liga contra el resto del mundo, frente a todo y frente a todos. Ganó porque fue el mejor con más diferencia de lo que dicen los puntos, porque ofreció múltiples variantes es su juego frente al inmovilismo táctico de otros, porque jugó al fútbol sin más atadura que la victoria, sin sentirse representante de nación ni ideología algunas.

Quiso el destino que el alirón definitivo fuera en Bilbao, frente a ese Athletic que sí representa a una nación, aunque la inventara un paleto llamado Sabino, y desde la llegada de Bielsa, también una ideología futbolística de la que bebió Guardiola como si fuera mate en aquella audiencia privada de once horas en Rosario. Con el partido del Madrid empezado, llegaron ecos de la frase del Pep que, para no de dejarme mal, resume perfectamente la totalidad de su discurso, esa mezcla de victimismo y superioridad moral a la que ya nos referimos. "El Madrid ha sido el justo campeón pero han pasado muchisimas cosas que se han tapado por nuestro silencio". Hemos sido víctimas de un robo pero somos tan buenos que nos hemos callado, esa seria la traducción a román paladino de las palabras de Guardiola. La derrota saca de las entrañas del santón la autentica realidad que permanecía escondida en la victoria tras un muro de buenas palabras, falsa modestia y prosa de tienda de chucherías. Corre ahora el peligro el Barcelona de quedar definitivamente instalado en eso que Jon Juaristi llamó "el bucle melancólico". El recuerdo permanente de una arcadia feliz que nunca existió, de un mundo perfecto que fue mentira.

El Madrid saltó al césped de San Mamés consciente de que teniendo una cita con la historia no es conveniente llegar tarde. Ataque fulgurante tras la presión sin permitir que los de Bielsa enlazaran más de dos pases. Tras fallar Cristiano un penalti, Higuaín sacó la cápsula de cianuro que guardaba para su propio suicidio como madridista y la utilizó para envenenar al Athletic con un gol que recordó a aquel contra Osasuna que también valió una liga. A partir de ahí Özil comenzó a bailar una bella danza turca desconocida y fueron tres goles pero pudieron ser más. Con el Madrid campeonando ya y harto Cristiano de que el graderío le mentara a la madre se quitó el corsé que alguien le puso y le recordó quién era el campeón de liga. En defensa de la borrokada no salió un Gorka, ni un Ekiza, ni un Aurtenetxe. Salió un Martínez, un erdera, en busca de hacerse perdonar el apellido por esa grada de la que se expulsó a algunos aficionados madridistas para evitar conflictos. Desgraciadamente, una vez más en esa tierra la criminalización de las víctimas.

Tras el pitido final fue manteado Mourinho por sus jugadores con la excepción del capitán que se encontraba atendiendo a la choni a la que antes había regateado el entrenador, en palabras de Ruiz-Quintano, para hacerle ver a Sarita que todavía hay sitio para el colegueo. Llega el momento ahora de Florentino, que debe hacer ver a José Mourinho que su leyenda sólo se puede hacer eterna si va de la mano de la leyenda por excelencia del fútbol. Si el presidente no le consigue convencer de la importancia de su continuidad más allá de la próxima temporada volveremos a la imagen que teníamos de Mourinho. Un Ethan Edwards, eternamente crepuscular, tras el que siempre se cierra una puerta.

lunes, 30 de abril de 2012

Luto

Hubo jornada de liga aunque temimos que el anuncio de la marcha de Guardiola llevara a la RFEF, la LFP, el CSD y el Gobierno de España a decretar su suspensión ante tamaña catástrofe. Algunos hubiéramos preferido que el Pep renovara para que pudiéramos ver su verdadero rostro, ése que ya se insinuaba en las derrotas. Guardiola se va y para anunciarlo se escenificó una ceremonia a la que sólo le faltó que Xavi y Messi subieran al altar a decir unas palabras, entrecortadas por pucheros y llantinas, para parecer uno de esos funerales de película americana. Sintonicé TV3 para comprobar si seguían con la programación habitual o la habían sustituido por sardanas, conciertos de Lluis Llach y rondos interminables en la mitad del campo. No llegaron tan lejos. Terminado el acto llegó el turno del ingente coro de plañideras y la troupe de juglares que, olvidando las zonas oscuras del personaje, lloraban su marcha y glosaban sus hazañas. Sólo se apearon de sus quehaceres para afearle las palabras a Karanka que había dicho una verdad como un templo con campanario y todo.

Guardiola llegó al banquillo del Barelona cuando el tripartito aun gobernaba cuerpos y mentes en el oasis y adaptó fielmente esa ideología ad hoc en la que la superioridad moral socialdemócrata y el victimismo nacionalista habían alcanzado una perfecta simbiosis. El Barcelona del Pep hacía un fútbol de izquierdas en ese país pequeñito de ahí arriba. Las palabras no son mías.
Los primeros años de Guardiola al frente del equipo azulgrana fueron los mejores pues en la presidencia del club estaba Joan Laporta. Ambos formaban la perfecta pareja poli bueno-poli malo. Guardiola era el seny, el talante y la elegancia cursi mientras Laporta aportaba la chulería del maulet con corbata, groupies porno y nacionalismo Möet. El Pep se garantizaba la adoración de la prensa y el Joan encandilaba en los despachos de las federaciones con su sonrisa de galán de medio pelo y la cartera repleta de visas y tarjetas de visita de los mejores antros. En aquellos años, además, el Real Madrid se encontraba sumido en la peor crisis institucional de su historia durante la presidencia de aquel Calderón en el que alguno había visto a un senador de Massachusetts cuando sólo había un trilero palentino de segunda. Calderón fue la contribución madridista al zapaterismo. Si cualquiera podía ser presidente del gobierno, cualquiera podía ser presidente del Real Madrid.

La llegada de Rosell a la presidencia del Barça y la de Mourinho al banquillo del Real Madrid suponen el principio del fin de Guardiola en el banquillo culé. Con Rosell no hubo nunca feeling, según nos cuentan, y ya sabemos que el Pep se fía mucho del feeling como podrían atestiguar Eto'o e Ibrahimovic, aunque en el caso de éstos lo que le molestaba a Guardiola era que sus actitudes le pudieran echar abajo el discurso. La inteligencia de Mourinho acabó por desquiciar al lama de Sampedor que primero perdió los nervios en sala de prensa y después frente a la pizarra de ese tétrico despacho del sótano del Nou Camp donde hace cuatro años inventó el fútbol como un Doctor Frankenstein con levita en vez de bata. Se marcha el Pep y esperamos que con él una manera totalitaria de entender este deporte, un falseamiento continuado de la realidad y un sistema de valores dominado por la hipocresía. Esperamos que Manuel Jabois no tenga razón cuando advierte de que el Pep volverá para seguir jodiéndonos pero sospechamos que está en lo cierto.

En medio del luto jugó el Madrid contra el Sevilla el partido que casi le hacía campeón de liga. Fue apenas un comprimido de litio para combatir la depresión en la que se sumergió tras la eliminatoria contra el Bayern. Horario matinal y el piperío todavía sin acabar de digerir los churros y las porras. Bastaron una genialidad de Cristiano y dos de Benzema para acabar con el Sevilla de Míchel, un cretino inasequible al desaliento. Si este personaje es el depositario de las esencias madridistas, yo me borro. Si éste es el entrenador por el que suspiran los plumillas del Txistu y de la gauche divine futbolística, conmigo que no cuenten. Hubo pitos para Mourinho de un sector de la tribuna del que sólo cabe avergonzarse y ovación de gala para Callejón por el mero hecho de ser español que es algo que cotiza mucho en el mercado de valores de la caspa tribunera. Si algo sacamos en claro del partido fue la importancia de Khedira y la fragilidad del Madrid cuando el alemán no está en el campo. Los Segurolos, que son Los Pelayos sin gracia y jugando siempre con las cartas marcadas y el dinero de otros, seguirán pidiendo a Granero y tiene su lógica. Están deseando que el Madrid de Mourinho caiga. Que se jodan.

jueves, 26 de abril de 2012

Combustible

"En la victoria lo merecemos, en la derrota lo necesitamos", dijo Napoleón Bonaparte. Las derrotas son los cimientos sobre los que se levantan las obras imperecederas. No existen las derrotas dulces, es precisamente la amargura en el paladar del alma la que genera el combustible que te levanta, el analgésico que mitiga el dolor. La derrota de anoche en las semifinales de la Copa de Europa contra el Bayern de Múnich duele un poco menos porque fue sólo fútbol. Nada más y nada menos que fútbol. Perdió el Madrid contra un igual sin pretensiones de predicador, sin la superioridad moral como escudo invisible bordado en la camiseta, sin la mentira y el victimismo como banderas que ondea el viento del totalitarismo ideológico. Fueron mejores, más maduros, más poderosos física y mentalmente y ante esa realidad sólo cabe felicitarles uno a uno como hizo Mourinho por nosotros demostrando a los analistas malintencionados que la rabia del portugués no asoma en la derrota, tan sólo ante la injusticia.

El martes fue el Barcelona el que cayó eliminado frente al Chelsea. La desbordante alegría que sentí es algo que nunca le podré perdonar a Guardiola. Recordé aquella frase de Ray Loriga en "Lo peor de todo" y me di cuenta de que durante los últimos años me había convertido en uno de ellos. “La gente buena no se conforma con lo buena que es y tiene que estar mirando siempre lo malos que son los demás. Lo mismo les pasa a los hinchas del Barcelona”. Cuando el Pep se marche y el fútbol vuelva a ser sólo fútbol volveré a ser el de antes.

Volviendo al partido de ayer, ya habíamos advertido de los graves problemas de mentalidad del Madrid. Pareció que la madurez y la sobriedad se agotaron en el Nou Camp y el cajero del Bernabéu nos dijera anoche "saldo insuficiente, consulte con su entidad". Dos goles de Cristiano en los primeros minutos auguraban un partido tranquilo a pesar de que el Bayern había mostrado ya su poderío y Marcelo su predisposición al desorden. El brasileño es el traje divertido e informal que uno se pone para un bautizo pero que queda poco serio y nada elegante en una boda. Si bien es cierto que un arranque de genialidad suyo a punto estuvo de clasificar al Madrid cuando el partido expiraba, no lo es menos que su actitud durante el partido distó mucho de la que se espera de un profesional comprometido. Su displicencia a la hora de regresar a su posición tras sus arrancadas sin juicio obligaron a esfuerzos complementarios a centrales y mediocampistas. Esa última jugada, plena de velocidad y potencia ponía en claro que el desgaste de Marcelo había sido inferior al del resto.

Tras el gol del Bayern el partido fue siempre lo que los alemanes quisieron. Más que la superioridad física fue la emocional la que decantó la eliminatoria. La superioridad de jugadores que supieron tomar siempre las mejores decisiones frente a jugadores que fueron incapaces de tomar decisión alguna. La ausencia de un liderazgo claro se evidencia más en las ocasiones grandes, cuando alguien debe dar un paso al frente y conducir al resto. En orden meritocrático ese lider debería ser Cristiano pero su liderazgo quedó desactivado cuando los capitanes, azuzados por la prensa, le afearon algunos de sus comportamientos en nombre del puto señorio y corrieron después a contarlo a los Morales de guardia. La capitanía del Madrid del siglo XXI se debería otorgar a aquel que lo merezca aunque acabe de llegar al equipo. Las palabras de Cristiano al acabar el partido de anoche no dejan duda de quién debería portar ese brazalete, basta echar un vistazo a la nómina de capitanes actuales para comprenderlo. Un equipo joven como éste necesita referentes adecuados en los que apuntalar su desarrollo. Los jóvenes jugadores de hace no demasiados años tenían el espejo de Hierro y Redondo y de jugadores secundarios pero llenos de sabiduría competitiva como McManaman o Panucci. Ese trabajo le queda a Mourinho que nos dió la única alegría de la noche al declarar de propia voz que su proyecto tiene fúturo. Un año más juntos, aprendiendo del mejor entrenador del mundo, debería bastar para cumplir lo que este equipo promete.

La derrota no fue tan dura como otras pero no hemos podido evitar despertarnos esta mañana un poco como aquel Bukowski. "Me levanté y fui hacia el jodido cuarto de baño. Odiaba mirarme en aquel espejo pero lo hice. Vi depresión y derrota. Unas bolsas oscuras debajo de mis ojos. Ojitos cobardes, los ojos de un roedor atrapado por un jodido gato".
El año que viene más.




domingo, 22 de abril de 2012

Electricidad

Pensaban algunos que la visita del Madrid al Nou Camp acabaría en una nueva exhibición de los blaugrana con el Real Madrid como un niño gordo en mitad de un rondo, persiguiendo el balón como quien persigue sueños imposibles y metas inexistentes. Olvidaban que, como ya dijimos, el fútbol es un estado de ánimo y que aquel partido de vuelta de semifinales de Copa del Rey había servido para exorcizar los demonios que le hacían hablar al Madrid en el lenguaje extraño de la incapacidad cuando se enfrentaba al equipo de Guardiola. Aquel día se empezó a ganar el partido de anoche y se continuó haciéndolo el martes pasado en Múnich cuando Mourinho pudo observar las dificultades competitivas de su equipo y tuvo tiempo de ponerle solución. No nos engañemos, el paso al frente no lo han dado los que debieran por jerarquía y solicitaba el sentido común sino ese clan de los portugueses que nos ha sido presentado por la prensa como una banda de delincuentes que tienen a Mourinho al frente como un Liverty Valance que hubiera cambiado las cantinas por los estadios. La celebración del gol de Cristiano y la salida del campo de Pepe mostrando a la grada culé el orgullo que le supone llevar ese escudo sobre el pecho son imágenes que forman parte ya de la carpeta "Real Madrid" que tenemos instalada en el disco duro de nuestro cerebro y en la que archivamos instantes a rememorar en las travesías del desierto que a veces, muy pocas, nos toca emprender. Ya nos dijo Ciceron que la victoria es por naturaleza insolente y arrogante.
Esos gestos sirven también en esta guerra que todos sabemos que es metafutbolística pues muestran que el Madrid se sitúa como némesis de ese Barcelona del buenismo y la impostura. Frente a la hipocresía, la sinceridad de estos jóvenes airados que han sido vilipendiados y agredidos moralmente hasta la extenuación por esa manada de guardianes de la corrección política que pontifican desde los púlpitos de la falacia.

Sirvió el partido también para reivindicar a Coentrao y Khedira. El lateral había sido injustamente convertido en el culpable de la derrota contra el Bayern y el agit-prop pateaba a Mourinho en el culo del jugador portugués. Si el martes había secado a Robben ayer hizo lo propio con un Alves que acabo el partido entre coces y rebuznos como medio de inmersión quizás en la Cataluña nacionalista que tiene el asno como emblema frente al hispánico toro. Añoramos la locura indisimulada de Marcelo pero somos conscientes de la razón que asiste a Mourinho al preferir a Coentrao en los partidos que requieren un rigor táctico y una seriedad de los que carece el brasileño. El otro que se reivindico ayer a lo grande fue Khedira. El alemán vive desde que llegó a Madrid soportando el ninguneo de una mayoría de la prensa deportiva y una gran parte de la afición más ortodoxa pero su rendimiento no ha hecho más que crecer sin que ello haya servido para acallar las voces críticas. Su partido de ayer fue un despliegue formidable de poderío físico, inteligencia táctica y sabiduría emocional. Su presencia en el centro del campo convirtió la trigonometría del Barcelona en una ciencia inexacta con la ayuda de un Alonso algo más entonado que en encuentros precedentes. En las contadas ocasiones que el equipo catalán era capaz superar esa línea de presión la inserción de Khedira entre los dos impecables centrales blindaba el área sin que ni siquiera Messi fuera capaz de encontrar la llave que abriera esa puerta.

Nos dejó el partido dos imágenes que anuncian el orden nuevo que veníamos anunciando desde las guaridas del mourinhismo. Xavi Hernández sentado en el banquillo, rumiando la decepción de su propio fracaso sabedor de que se acaba el tiempo de su mentira y Pep Guardiola incapaz de camuflar la soberbia tras el tono suave de su voz. Desde que llegó, Mourinho le ha quitado al Barcelona el monopolio del discurso, un título que van a ser al menos dos cuando acabe esta temporada y desde anoche la virginidad del Camp Nou en la era Guardiola. Mourinho convirtió a un Madrid acústico y folk dentro y fuera del campo en un Madrid eléctrico y rabioso como hiciera Dylan con la música en Newport. El mismo Dylan que cantaba aquello que hoy podríamos cantar nosotros.

"La línea está trazada,
el hechizo lanzado.
El que ahora es lento
luego será el rápido.
Como el actual presente
será luego pasado.
El orden
desaparece rápidamente
y el que ahora es primero
luego será el último.
Porque los tiempos están cambiando".

miércoles, 18 de abril de 2012

Bruto

Como Manuel Jabois, siendo adolescente y aun después, yo veía los partidos de Copa de Europa en casa de mis abuelos. Así que estas jornadas, partidas ahora en martes y miércoles, tienen para mi un doble valor, el meramente futbolístico y el sentimental que surge del recuerdo de las noches en aquel cuarto de estar con mesa camilla de un séptimo de la calle San Quirce desde donde se veía a Felipe II engendrado en broce mirando eternamente a la casa que le vio nacer cuando fue carne. Mi abuelo Mariano era un castellano viejo de manual que sólo abría la boca cuando había algo importante que decir. Se comprende cuánto echo de menos la coherencia de sus escasos comentarios ante la avalancha verborreica de los entendidos de hoy. Aquellos fueron los años de la eterna promesa de la Quinta del Buitre que dejó a mi generación la frustración de ser incapaces de compartir con nuestros mayores la felicidad de un triunfo que sumar a los seis que ya habían disfrutado ellos. Recuerdo las lagrimas en los ojos de mi abuelo, en los de mi tío Félix y en los míos tras aquel bochornoso 5-0 en Milán y a mi abuela sentada frente a nosotros, de espaldas al televisor, burlándose con razón de nuestra tristeza. Recuerdo aquellas semifinales contra el PSV, con todo a favor para aquel Madrid pluscuamperfecto y la decepción. Recuerdo los diez escasos minutos de camino de regreso a casa tras cada nueva eliminación, la mirada en el suelo, la pesada digestión del fracaso de otros que uno hace irracionalmente propio. Cuando el Madrid regresó a la senda del triunfo mi abuelo se había marchado ya pero mi primer pensamiento de aquella noche de Pedja fue para sus silencios y la medida exacta de sus palabras; para aquel rostro y aquellas manos en las que uno podía ver la belleza terrible de la vieja Castilla, las cebadas reflejando el sol abrasador, la blanca huella de las heladas sobre los barbechos.

Anoche volvía el sabor de la Copa de Europa, semifinales, Bayern de Múnich. Lo del año pasado no cuenta, el Barça es un recién llegado a la aristocracia del fútbol europeo, y la rivalidad con el equipo catalán es la del noble con el nuevo rico que llega a los palacios entre oropeles pero carente de la clase y categoría que otorgan la historia y la tradición.

En aquel tiempo del que antes hablabamos volver de Múnich con una derrota mínima hubiera sido celebrado como un triunfo pero el denostado Mourinho nos ha acostumbrado mal. Pareciera, escuchando los comentarios posteriores al partido, que el Real Madrid había hecho un desastroso encuentro frente al Alcorcón. Nada más lejos de la realidad. Fue un partido de mérito frente al Bayern de Neuer, Lahm, Schweinsteiger, Kroos, Gómez, Müller, Ribery y Robben. Hasta el primer gol, ilegal, de los alemanes el Madrid tuvo el partido donde quiso Mourinho con Khedira sosteniendo una vez más el equipo ante la inanidad de Alonso y con Pepe recordándonos al mejor Hierro. Benzema ponía arriba el talento, mientras Cristiano lucía menos que otras veces. El gol de Özil hizo justicia al poco de comenzar la segunda parte y fue entonces cuando observamos la principal carencia de este equipo. La nula capacidad competitiva de la mayoría de sus miembros y el inexistente liderazgo de aquellos llamados a dirigir las evoluciones sobre el césped y el factor anímico de los más jóvenes e inexpertos. Si algo destacaba, por encima de todo, en los antiguos equipos de Mourinho era precisamente la competividad. Equipos capaces de sobreponerse a cualquier adversidad, que leían los partidos a la perfección sabiendo qué camino tomar en cada momento. Este Madrid punk necesita en partidos como el de ayer alguien que componga un medio-tiempo sin caer en la balada empalagosa. Apuntaba Julien Jarroson la juventud del Madrid como causante de ese desorden táctico y mental. Yo me inclino por la insolvencia de los líderes naturales para arrastrar tras de si las voluntades del resto. El Oporto tenía a Costa y Carvahlo; el Chelsea a Terry y Lampard; el Inter a Materazzi, Zanetti y Cambiasso. El Madrid tiene a Alonso, Casillas y Ramos. Sobra cualquier comentario.

La actitud de la prensa anoche con Coentrao fue lo más miserable que recordamos y eso es mucho decir. Los mismos medios que no hace mucho llegaron a comparar a Robben con Messi descargaron ayer toda su vomitiva artillería sobre el jugador portugués que, por otro lado, había secado prácticamente al "Messi holandés". El supuesto fallo de Coentrao en el segundo gol del Bayern fue el grifo que abrió el caño de la bilis de esos sinvergüenzas. Llegamos a leer un tuit de una periodista de Marca con cara de ángel y alma de zorra pidiendo la muerte del jugador. La inquina xenófoba contra el portugués sirvió también para ocultar de nuevo la horrenda actuación de Casillas en la jugada del gol, tras el gol y una vez terminado el partido. Un tipo que cada vez es peor portero, que jamás fue un buen capitán y que nos demuestra cada día su catadura moral como persona. Un líder que no duda en poner a los pies de los caballos a un compañero para salvar su propio culo. Un colaboracionista. Un tío Tom blanquecino. Si el Madrid gana la Décima, entre las sonrisas, no podré evitar una mueca de desagrado cuando el que la levante sea ese tipo.

Maquiavelo nos dejó dicho, " El que quiere ser tirano y no mata a Bruto y el que quiere establecer un Estado libre y no mata a los hijos de Bruto, sólo por breve tiempo conservará su obra" Que alguien regale a Florentino un ejemplar de El Príncipe. (Considérese "matar" en sentido figurado)





sábado, 14 de abril de 2012

Revolución

El mismo año que Ronald Reagan tomaba posesión por segunda vez de la Presidencia de Estados Unidos, Cristiano Ronaldo nacía en Madeira. Cuentan las biografías del portugués que su padre le puso de nombre Ronaldo en honor al recién reelegido presidente. Sorprende que un humilde jardinero municipal hubiera permanecido impermeable a la propaganda de la progresía europea de entonces que vendía a Reagan como un peligroso y analfabeto belicista. Resultaba lógica la inquina de la izquierda europea para con el antiguo actor cuya palabra más repetida era la que más odiaban, libertad. Reagan pasará a la Historia como el hombre que liberó de la esclavitud a la mitad de Europa con la firmeza propia de los hombres que saben que cuando de la libertad se trata no valen atajos. No necesitó lanzar misiles sobre la miserable URSS, le bastó con enseñárselos para que aquel imperio del terror se viniera abajo como un castillo de naipes.

Cristiano Ronaldo ha sido también denostado por los equivalentes deportivos de aquella inteligentsia a la que acabaría ridiculizando Reagan y a la que ahora ridiculiza el jugador madridista. A Cristiano le han odiado también parte de los suyos, aquellos que duermen en el arcaico colchón de pipas del señorio y prefieren sobre el cesped del Bernabeu a chicos feos que no hagan suspirar a sus mujeres. No le ha bastado a Cristiano con mostrar los misiles, ha tenido que lanzarlos a diestro y siniestro dejando las porterías de los campos de España agujereadas por su talento y energía. Esos mequetrefes de la pluma y las ondas al orgullo le llaman chulería y a la alegría le llaman soberbia poniendo a los sustantivos a pasear por la calle Montera.

El miércoles pasado la determinación de Cristiano acabó con un Atlético que juega contra el Madrid los partidos más cómodos de la temporada pues salta al campo sabiendo que acabará perdiendo. Pareció más difícil en esta ocasión pues fue un partido que Simeone planteó fiel al espíritu que le conocimos como jugador. Simplicidad técnica, disciplina táctica y juego subterráneo. No nos cansamos de repetir que en esos partidos a cara de perro echa en falta el Madrid un Hierro o un Redondo que muestren sobre el césped quién manda y sometan a su disciplina a los propios y a los contrarios. Nada de todo esto le importa a Cristiano que es capaz de cosechar de entre la mediocridad del resto, en días de secano, el fruto que nace de la semilla de su talento natural y la labor de su incansable trabajo a lo largo de los años. Decir que no es un buen ejemplo para los niños sólo puede entenderse viniendo de aquellos que desterraron de las escuelas la ética del esfuerzo y que consideran el sacrificio una milonga de sacristía.

Ante el Sporting anoche tuvo que ser también Cristiano el que ganara un partido que se había enquistado en el empate que Higuaín había logrado cerca del descanso. Segurola, comandante en jefe del comando "gauche divine", afirmó en su día que Mourinho era Clemente 2.0 para zaherir al portugués pero no ofende quien quiere sino quien puede. Santiago es muy de izquierda y valores pero salió de casa de Cebrián en cuanto Pedro Jota le dió a olisquear un cheque. Clemente ganó dos ligas que le regaló la Transición para subir a los vascos en una gabarra y sacarlos de las herriko tabernas y los batzokis y después no hizo otra cosa que perder en los banquillos que le conseguía José María García. Mourinho es Pessoa al revés, el mismo nombre para hombres diferentes, y Clemente no pasa de criado de algún cashero de La Vida Nueva de Pedrito Andía. Se viene, que diría alguno de los argentinos que despachan con Segurola, la semana definitiva de esta nueva Revolución de la Libertad que, como la primera, lidera un Ronaldo y en la que Mourinho es el médium empeñado en traer de vuelta a este mundo a los niños atrapados por los espectros del tiqui-taca a través de las pantallas de los televisores. "Ya están aqui, son ellos". ¡Caroline, ve hacia la luz, ve hacia la luz!

"Cada revolución es heroica, y en ella entiendo toda la envergadura del heroísmo, que empieza con la brutalidad y termina con el sacrificio", escribió Cioran y estamos de acuerdo.

lunes, 9 de abril de 2012

Kirijini

Fue una mañana de Encuentros del Resucitado con la Madre que apartaba el luto en las plazas de los pueblos de España y una noche de encuentro grande e inolvidable, con el fútbol español resucitando de entre las cenizas del tiqui-taca. Decía Patxi Izco, que en ocasiones el fútbol del Barça parecía balonmano pero se olvidaba que en ese deporte el juego de los del Pep se penaliza dándole la posesión al que se aburre defendiendo la nada. El gran referente de Guardiola no es Cruyff, ni Bielsa. Yo siempre he pensado que es Boza Maljkovic, a cuyo baloncesto alguien bautizó, con toda razón, "tostón-ball". Posesiones largas, al limite, evitar perdidas de balón, asegurar los tiros. Los rondos del Barça son en medio campo, los del Madrid en la frontal del area, cuando no dentro, en los terrenos de la verdad, que diría un taurino.

Anoche vimos una versión definitiva del Madrid de Mourinho que ha conseguido que me vuelva a sentar frente al televisor sabiendo que la diversión está garantizada. Los que acusan a Mourinho de resultadista afirmaban sin recato anoche que el Madrid había jugado desesperadamente al ataque y de ahí el empate. Jugar mal, llamaban a lo que hizo el equipo blanco. Se han acostumbrado a un fútbol a cámara lenta y con el alma tan adentro que apenas se insinúa y son incapaces de apreciar la belleza del caos, el espíritu adolescente a flor de piel, la furia y la rabia. Carpe diem, cada partido como si fuera el último. Vive el Madrid estos partidos en el filo que separa la gloria absoluta de la derrota más dulce. De aquí al final de liga cada partido del Madrid será un kirijini en busca de la destrucción o la muerte. Al contrario que Mishima, no recurrirá Mourinho al seppuku, a pesar de contar entre los suyos con más de un kaishaku dispuesto a cortar su cabeza.

Aseguran los críticos que para el Madrid el centro del campo es un trámite que prefiere pasar por alto pero a ninguno se le ocurre culpar al que debería marcar el ritmo y la cadencia. Xabi Alonso parece un abuelo en un parque viendo correr a su alrededor a una panda de niños maravillosamente alocados incapaz de seguir su ritmo y entender sus juegos. El tolosarra sería un gran jugador para otro equipo pero en éste ni se encuentra ni lo encontramos. La victoria en esta liga cerraría unas cuantas bocas pero a mi poco me importa, la verdad sea dicha. El triunfo de Mourinho ya se ha producido despertando la conciencia de un nuevo madridismo; oponiendo realismo sucio y descarnado a la lírica pedante de los otros; ofreciendo un fútbol de guerrilla mesetaria, de Viriatos y Empecinados. El caos. "Caos y espontaneidad son la misma cosa. Brotar del caos es tener sustancia. Lo que no tiene sustancia debe obedecer, lo que tiene sustancia se obedece a sí mismo, se recuerda, se actualiza", dijo Antonio Escohotado. Bendito caos.

miércoles, 4 de abril de 2012

Pascua

Umbral nada sabía de fútbol, que le aburría, y si algo aprendió al final se lo enseñaría Gistau. Así que sorprende descubrir que también con el Madrid su genio saltaba el potro de la ignorancia clavando la salida como un Gervasio Deferr de la literatura. "La constitución del Madrid es puramente religiosa. Se ama y venera una cosa que sólo existe en su sucesión y que es perenne porque siempre cambia". El Madrid es tan grande que hasta el más desapegado de su leyenda le encuentra el sentido metafísico y espiritual y nos deja sin nada más que decir porque tras éso sólo descenderiamos a la banalidad. En esa religiosidad del madridismo la Copa de Europa es la misa del Gallo, el Jueves Santo y el Domingo de Pascua, todo en uno y en eliminatorias. La liga es la misa del domingo donde va el Madrid como excusa para tomar el vermut en el bar de la plaza, con ropa limpia pero dejando las galas para lo otro, que es donde se celebran la vida, la muerte y la resurrección. El Domingo de Pascua de mi generación fue aquel gol de Mijatovic en Amsterdam que nos trajo la leyenda al presente decidida a instalarse en el nuevo siglo que venía y en ésas estamos.

En esta edad portuguesa del Madrid volvemos a oler al menos el aroma de la Copa que nos estuvo vetado desde aquel milagro de Zidane. Anoche certificó el Madrid su pase a semifinales por segundo año consecutivo. Bien es cierto que los chipriotas del Apoel no eran un rival de entidad pero antes de Mourinho eso importaba poco. Kaká sigue mostrando detalles del jugador que fue y toneladas del jugador que es. Cristiano no conoce de entidades del rival y acomete cada partido como si librara una batalla personal contra el destino que le deparó la contemporaneidad con el chico mudo de Rosario. Volvió Di María para demostrar que la genialidad no se lesiona, tan sólo necesita la ayuda del músculo. Espera el Bayern, que sí tiene un portero. In Mou we trust. "La pasión por el Madrid es la pasión por uno mismo, por esa vida levantada sobre lo cotidiano que es la vida del equipo y sus campeones. Todas las religiones han funcionado igual". Umbral y sus cosas.

sábado, 31 de marzo de 2012

Risas

Del tal Willy ya han escrito estos días Quintano, Gistau y Jabois así que, poniéndome yo a ello, soy como el espontáneo que se lanza al ruedo de la columna en la tarde que torea la terna que domina el escalafón. El tal Willy se puso el día de la huelga al frente de un piquete de la sección hostelera cuya función era cerrar bares. Al español le puedes cerrar la factoría, la fundición, el mercado y la autovia pero si le cierras los bares le jodes el ecosistema y el español se te muere de pena. Cuentan que el tal Willy dirigía el cotarro con voz de hierro e inflexible marcialidad, que son cosas que habrá aprendido en sus visitas al parque temático de la dictadura del proletariado que los Castro tienen instalado en Cuba. Yo me imagino al tal Willy, antes de comenzar aquella marcha roja, exaltando los ánimos de los camaradas como un William Wallace tropical con pareo florido en vez de kilt y mountanbike en vez de corcel.

Hace años leí yo una entrevista al tal Willy en la que contaba que, como no había manera de que aprobara el BUP, sus padres tomaron una decisión muy común entre las familias de clase obrera. Lo mandaron a un high school de los EEUU. Conociendo el paño no nos extrañaría que la mismísima CIA tomara cartas en el asunto y se encargara de que el tal Willy aprobara pronto aquel curso y saliera de allí. Aunque no hemos leído su autobiografía, que escrita está, suponemos que fue en aquella pérfida nación, adalid del capitalismo, donde el tal Willy tomó conciencia de clase o unos hongos mexicanos que le sentaron mal.

El tal Willy salía en aquella serie que se llamaba Siete Vidas en la que entró para sustituir a Toni Cantó, ese muchacho que ahora es diputado y que nos produce cierta ternura pues es la Heidi de la política española, teniendo como tiene a la Señorita Rottenmaier de jefa. El tal Willy hacia el papel de galán cómico y se llevaba a las chavalas de calle. Gracia tenía muy poca y su facilidad para el ligoteo hizo que el género de la serie pasara de comedia constumbrista a ciencia-ficción.

Con un piquete como el del tal Willy tuve yo lo mío en una de aquellas huelgas que le hacían a Aznar. Había yo colocado treinta mesas de terraza con sus cuatro sillas por mesa y aquellos señores pretendían que las volviera a quitar en nombre de no sé qué derechos. Como no estaba yo muy por la labor decidieron ser ellos los que descolocaran aquella obra magna de la arquitectura terraceril. Acabamos a guantadas y yo denunciado por agresión. Me hubiera gustado que entre aquellos muchachos tan concienciados y tan veloces, había que ver como corrían, hubiera estado el tal Willy. No por nada, por echar unas risas.

Artificieros

Antes de viajar a Navarra salió Mourinho en rueda de prensa para tranquilizar a los que penábamos ya por una orfandad prematura e imaginábamos una vuelta a la oscuridad de aquel madridismo de catacumbas. Cuando don José llegó al Madrid lo que nos dijo con sus hechos fue lo mismo que Giménez-Caballero a los suyos en los convulsos años treinta, cambiando sólo un par de palabras y apuntando la literaridad de aquello y lo metafórico de ésto. "Ya basta de llorar y suicidarse. Si hasta ahora ser del Madrid ha sido llorar, ahora debe ser otra cosa: apretar la mandíbula. Resistir los golpes. Concentrar los músculos. Adensar la rabia. Solificar bien el puño. Defenderse. Y al menor descuido de la bestia inmunda, atacar". La bestia inmunda viene a ser la misma en ambos casos con la diferencia de que la muerte que ahora se busca es la civil y la de entonces era la que te conduce al cementerio con más agujeros en el cuerpo de los que te otorgó la naturaleza. La continuidad de Mourinho en el club de Chamartín es una oportunidad única de instaurar una nueva dinastía futbolística que domine Europa también en el siglo XXI y de derrotar a los lobos disfrazados de corderos del pensamiento único y la corrección política. Su marcha, mejor no imaginar su marcha.

García-Serrano, uno de los camaradas de pluma y pistola de Giménez Caballero, dijo que Navarra era la Esparta de Cristo. Eran otros tiempos. Aquellos requetés euskaldunes que cantaban "Gora Jainko maite maitea zaguen denon jabe. Gora España ta Euskalerria ta bidezco erregue" (Viva Dios amado, Señor de todos. Viva España y la Euskalerria y el Rey de las dos) son los bisabuelos de los Indar Gorri que hoy llenan el estadio de Osasuna de banderas sabinianas y proclamas etarras. Algo pasó en el camino. Poco queda de aquella Pamplona idílica y provinciana que pintara, blanco sobre negro, el autor de La Fiel Infantería ."La ciudad todavía era pequeñita, como una casa con pasillos bajo el cielo y una sala de estar con el camino de Santiago por artesonado y otra sala de recibir con árboles y banda de música". En Navarra no hubo gudaris cobardes que se rindieran en Santoña sino Brigadas que entraron en Madrid para ganar una guerra que acabaron perdiendo como tantos otros. Son las voces de aquellos muertos, las "ancestral voices" de las que hablaba Conor Cruise O'Brian, las que creen escuchar ahora estos nuevos pelayos de corte jarraitxu que odian al Madrid porque odian la España por la que murieron sus ancestros.

Juegan los jugadores del Madrid en el Reino de Navarra como si fueran los artificieros que retrata Kathryn Bigelow en "En tierra hostil", temiendo más a los francotiradores de la grada que a las trampas que puedan encontrar sobre el cesped. Corren los mozos de Osasuna como si estuvieran en la calle Estafeta donde no se sabe muy bien quién es el perseguidor y quién el perseguido. Esta noche el Madrid hay sido mucho toro como para torearlo con un periódico y los que se han estrellado en la curva de Mercaderes han sido los pamplonicas. Abrió la lata Benzema, emulando a Marco Van Basten, y después se repartieron los goles entre un Cristiano imperial y un Higuaín que, a pesar de seguir aquejado de cierta melancolía, suma goles como suma el periodismo deportivo ridículos. La inclusión de Granero en el once de salida les servirá mañana a los plumillas para cargar las tintas sobre Mourinho, al que ven muerto sin caer en la cuenta de que, como en Los Otros, los que están muertos son ellos.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Autoclave

El primer viaje evangelizador de San Pablo tras caer del caballo camino de Damasco fue a Chipre. Allí consiguió convertir al cristianismo al gobernador romano Sergio Pablo, que tenía nombre de lateral brasileño, y en su honor cambio su nombre, Saulo, por el que conocemos. Anoche, en Chipre precisamente, se nos apareció a nosotros Sahin camino de la Décima. El sahinismo era hasta ahora una cuestión de fe. Había que creer lo que nos contaban sus apóstoles o contentarnos con las escasas apariciones sahinianas en Youtube. Anoche Sahin se hizo carne y apareció entre nosotros con ese rostro inescrutable y doliente que anuncia milagros. La colonia turca en Alemania está creando un hombre nuevo, fronterizo y eurásico del que Sahin y Özil son ejemplos vestidos de blanco. Un hombre nuevo construido con los esquejes de dos caracteres y formas distintas de entender el mundo, la vida y el fútbol.

Mourinho decidió ayer cocinar al Apoel a baja temperatura durante cincuenta minutos metiéndolo en un autoclave de alta presión y para esos menesteres puso en el campo a Coentrao y no sólo para molestar a los xenófobos de la izquierda divina y de los de la garrulada del Txistu. Estos que critican que Mourinho se lleve compatriotas a sus equipos son los mismos que babeaban con el Spanish Liverpool de Benítez. Como si Coentrao fuera peor jugador que Arbeloa.

Cuando la carne chipriota tuvo las fibras rotas y estaba tan tierna como una carrillera de ibérico cocinada con el mismo sistema, sacó Mourinho a Marcelo y Kaká para que convirtieran el césped en un sambódromo pero sin garotas de Ipanema. Entre los dos brasileños y Benzema se zamparon al equipo chipriota dejando la eliminatoria sentenciada con noventa minutos por delante. No recordamos,porque nunca lo vimos, un Real Madrid tan solvente como este del de Setúbal. Acostumbrábamos a hacer el ridículo en campos propicios para la exhibición y a remar siempre contracorriente subidos en la barca de la desazón. Sólo los cretinos pueden añorar aquel señorío que consistía en hacer grandes a equipos ínfimos y convertir en estrellas a jugadores mediocres. Por primera vez en muchos años tenemos al frente de la nave a un hombre que sabe lo que hace y que no deja nada al azar. Su displicencia para con la prensa deportiva le ha granjeado una horda de enemigos y una ingente tropa de fieles hartos ya de tanta mojigateria ad hoc. Entre los primeros hay muchos que presumen de un madridismo del que carecen y por ello convendría no olvidar las palabras del Pablo del que hablábamos antes. "Veo los peligros de la vida presente; peligro en el mar, peligro en la tierra y peligro en los falsos hermanos".

domingo, 25 de marzo de 2012

Punk

Ya dijimos que el partido de Villarreal iba a servir para poner al Madrid de Mourinho en el lugar que prefiere, la subversión. Es éste un equipo eminentemente punk, de melodías aceleradas y estribillos de alborotada sencillez. Nada que ver con ese rock sinfónico sin alma que practican otros. El Madrid es el bajo de Paul Simonon a la altura de las rodillas en los conciertos de The Clash. El Barça es el bajo sobaquero de cualquier grupete sinfónico con pretensiones intelectuales en conciertos con visuales de bancos de coral y estrellas fugaces. Mourinho ha sido el pedal de distorsión aplicado a una melodía que ya sonaba rancia. El Phychocandy de The Jesus & Mary Chain o el Daydream Nation de Sonic Youth.

En El País, el diario fundado por Fraga, hablan hoy de "violencia mourinhista" tras lo acontecido en Villarreal. La prensa social-demócrata, que diría Arcadi Espada, siempre tan proclive a la comprensión de violencias terroristas, se mesa los cabellos de la corrección política por unos jóvenes airados en pantalón corto que pegan patadas a una puerta y abofetean una pared. Lo que nos viene a la cabeza no son los lectores de El País asediando las sedes del PP o quemando contenedores embozados en un pañuelo palestino. Vemos a los Sex Pistols en los camerinos de The Brixton Academy o a los Gallagher en la habitación de un hotel de Brighton. Tipos que antes de salir pagan los desperfectos. Si rompimos algo en Villarreal que pasen la factura.

En medio del ensordecedor silencio de Mourinho llegaba al Bernabéu la Real Sociedad, que cuenta en sus filas con, al menos, una docena de jugadores que han expresado su solidaridad con los terroristas de ETA. Nunca oímos hablar de la "violencia realista" y deberíamos. Anoche, sin embargo, no vino la Real en modo borroka y pareció que en el vestuario en vez de a Fermín Muguruza habían estado escuchando a Kepa Junkera. Tampoco hubiera permitido el Madrid mucho desmadre pues salió desde el principio a romper el silencio con una avalancha de fútbol de ataque. Eso que los gafapasta del fútbol llaman ahora tridente, Cristiano, Benzema e Higuaín, mostraron a quien quisiera verlo, si no echaban una película coñazo en La 2, cómo se juega a ésto sin que al espectador le dé tiempo a cocinarse unas patatas con níscalos en lo que dura un rondito. La belleza incomparable de la verticalidad. Quedó demostrada también la inverosimilitud de la "profunda división existente en el vestuario" observando la celebración de los goles y la bronca pública del chico de Móstoles al chico de Camas. Como mucho, la división existe entre el portero y el resto. Anoche tuvimos certeza de algo que ya sospechábamos, Casillas es social-demócrata. La culpa es siempre de los demás. "Mi palo no es de nadie, salvo del viento".

sábado, 24 de marzo de 2012

Silencio

Mourinho calla para que podamos escuchar el estrépito de su silencio. Como Tolstoi, "Mi silencio les estorba. Yo era como botella al revés cuya agua no puede salir porque la botella está demasiado llena". El silencio. Les estorba la verborrea lúcida y sincera y ahora les estorba el silencio. El silencio les obliga a sacar a relucir su ingenio escaso para llenar páginas y horas. Se retratan más si cabe en el campo abierto del silencio. Los medios en los medios, sin la defensa de los burladeros. Novilleros cobardes ante los astifinos pitones del silencio. El silencio de Mourinho es el clamor del mourinhismo. "El mourinhismo es joven", dicen. Como todos los jóvenes, el mourinhismo vino a llevarse la vida por delante. Como Gil de Biedma cuando fue joven.

El silencio, donde se generan todas las cosas grandes. Donde se preparan las acometidas definitivas de las grandes batallas. Donde habitan los sueños y los recuerdos. "Bruscamente, el silencio crece como una llama", escribió Panero. El silencio.

Para Nietzsche, "La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio". El silencio como arma arrojadiza, la piedra de la subversión en las algaradas de estos días. El silencio.

jueves, 22 de marzo de 2012

Matrix

El partido del Málaga en el Bernabéu nos dejó un detalle que sólo descubrimos en los días posteriores. La reacción de Ruud Van Nistelroy tras marcar Cazorla con el tiempo cumplido. En esa decepción indisimulada, en esos brazos caídos, vimos más madridismo del que vemos en muchos a los que nos quieren vender como símbolos. Mientras Ruud nos mostraba su amargura por el gol del equipo que ahora le paga, incapaz de blindar su corazón al sentimiento que le genera el escudo que un día lució en su pecho, otros comenzaban la gestualización de su propio fracaso buscando culpables no sabemos dónde. Ante esas imágenes contrapuestas de Van Nistelrooy y Casillas empezamos a preguntarnos quién es el madridista y quién el mercenario en esa división que realizan siempre algunos plumillas para los que sólo la cantera puede parir madridistas. El holandés tan sólo jugó en el Madrid tres temporadas pero resultó suficiente para que germinara en él un madridismo que nos emociona. Estamos acostumbrados a canteranos madridistas que tuvieron que salir del club celebrando sus goles contra el Madrid como si les fuera la vida en ello. Cada uno que celebre como quiera pero que no nos vendan la moto. La meritocracia es el único factor que un club como el Madrid debe tener en cuenta. Otro gran defensor de la cantera era Zapatero, que sacaba de los pasillos de Ferraz a las Pajines y Aidos y ya conocemos el resultado.

Con el Madrid de Mourinho diez puntos por encima del "mejor equipo de la historia" se empezaba a tambalear todo el imperio ideológico que se había fundado alrededor del equipo de Guardiola y un previsible paseo militar del equipo del portugués por las avenidas de la liga iba a suponer la ridiculización de los que auguraban su fracaso. La gran mentira podía tener las horas contadas y empezábamos a entrever síntomas de que algo se estaba preparando en los despachos, las cafeterías de los hoteles y las habitaciones de los lupanares. "Qué más quieres que te dé, Sandro". El fútbol español, dominado por el buenismo y la hipocresía, es el último reducto de poder del zapaterismo sociológico. El mismo "cordón sanitario" que se firmó en su día contra la derecha española se ha impulsado también contra el Real Madrid. La consigna que deberían colgar sin disimulo en la fachada de la Federación Española es el "No Pasarán". Un nuevo pacto del Tinell, un FEDEUSCA con Villar haciéndose el gallego y Bielsa de Lehendakari.

Las sospechas se acabaron ayer y nos dimos de bruces con la realidad. El arbitraje de anoche de Paradas Romero fue, más allá de jugadas puntuales, un ejemplo perfecto de cómo consumir la moral, desquiciar a un equipo e hipotecar su fúturo para los siguientes partidos. La tarjeta amarilla a Lass en el minuto cuatro dinamitó el trivote de Mourinho y obligó a cambiar el guión. La expulsión de Rui Faria por aplaudir a Cristiano fue el pistoletazo de salida de una performance friki que no nos hizo ni puta gracia. La actuación del colegiado me recordó a la de los nerds que los profesores dejaban al cuidado de la clase y que aprovechaban ese momento para vengarse de los que les daban collejas en el patio llenando la pizarra con sus nombres. La venganza rastrera de los mediocres, que se producía, eso sí, a sabiendas de tener de su lado al poder.

A pesar del arbitraje del Rajesh Koothrappali de Antequera, el Madrid se hubiera llevado la victoria de no haber sido por una nueva pifia de Casillas. Otra vez una falta con el tiempo extinguido que un compañero de La Roja le cuela por su palo. Entre Paradas y Casillas, oxímoron, nos hicieron olvidar esa obra de arte que esculpieron Özil y Cristiano en el gol del Madrid. Mourinho prefirió no hablar tras el partido irritando a los listillos que se frotaban las manos imaginando sus periódicos y programas ya escritos para una semana. El Madrid necesitaba lo de anoche. Los equipos de Mourinho necesitan la tensión de vivir en la disidencia, frente al mundo. Como los pobladores de Zion contra Matrix, "el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad". Mourinho es el Elegido. Es él...o la nada.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Pepona

Una competición de soga-tira ha parecido España estos días sólo que la soga era La Pepa. Ahí han andado los unos y los otros tirando de la Constitución de Cádiz hasta dejarla desmembrada, que ya no sabemos si fue una constitución liberal o un precedente de la Constitución Soviética pues hasta Llamazares salió a decir "esta Pepa es mía". Piensa Gaspar que los liberales de entonces serían los comunistas de hoy en día y éso nos llevaría a pensar que El Empecinado era un Ché Guevara de Valladolid. No sé a qué esperan mis paisanos para empezar a vender en las tiendas de souvenirs camisetas con el rostro del de Castrillo de Duero.

Con La Pepa pasa como con Orwell y Camus, que todos quieren hacerla suya sin que esté ya aquí para decidir con quién irse al tálamo ideológico. Exagerada parece esa repentina admiración por una constitución que apenas duró unos años y que en poco contribuyó a modernizar un país que acababa siempre añorando las "caenas". Quede como recuerdo de la oportunidad perdida, una más, y miremos a ver qué hacemos con ésta del 78 que es la que hay.

La otra Pepa de la que se habla estos días es Guardiola, la Pepona con la que juegan los Segurolos en esta Toy Story de la liga con sus Clicks de Famobil vestidos de blaugrana. Hay una Pepona para cada ocasión. La Pepona Victimista, La Pepona Hipócrita, la Pepona Humilde, la Pepona Mentirosa. La Pepona de Barcelona se cambia el traje ella sola y si se le olvida se lo cambian sus niñitas de la prensa que siempre ven a la Pepona vestida, como ocurría con los súbditos del rey del cuento de Andersen. "La hermosura de su traje es tal que sólo los tontos no pueden verlo". Quedamos cuatro tontos gritando, "la Pepona está desnuda".

domingo, 18 de marzo de 2012

Tximitxurri

El Madrid está en cuartos de la Copa de Europa por segundo año consecutivo y con un rival por delante que lo sitúa ya en semifinales. A día de hoy no tenemos noticias de que Florentino Pérez le haya hecho a Mourinho una propuesta de renovación y eso nos extraña. Si Florentino dirigiera el Madrid como dirige sus empresas, un ejecutivo como Mourinho estaría atado y bien atado para los próximos lustros pero el fútbol es otra cosa. La victoria del Madrid les supo a poco a los ocupas del Bernabéu que babearon, en cambio, con la nueva demostración del Athletic de Bielsa contra el peor ManU de los últimos quince años. En Bilbao estuvieron Valdano y Segurola de ayudantes de parrillero del rosarino para que no se le pasasen la entraña ni el chorizo criollo. Para que no faltara nadie, ayer saltaron a escena Cruyff y Menotti, hartos del ninguneo, y para que su voz tuviera eco gritaron contra esa montaña que ha resultado ser Mourinho. Cruyff es un autor de una sola obra, hasta Kennedy Toole dejó dos, y no se espera ninguna otra. Aquel Dream Team hacía un fútbol maravilloso, superior al del Barça de hoy, pero ganó tres ligas en el último aliento y fue ridiculizado por Capello en Atenas. Menotti es el Perón del fútbol donde ese Guardiola que no renueva es Evita y Bielsa es Isabelita en su exilio español. Las críticas de Menotti al entrenador del Real Madrid provocaron cierto revuelo en Twitter y en defensa del seleccionador de la Argentina de Videla salió una muchacha con dialéctica de montonera que resultó ser hija de Ángel Cappa (ya estamos todos) y que, incomprensiblemente, no sale en el anuncio de Loewe. Meseta puso a la muchacha en su sitio, lo que no le resulto difícil dado el plano discurso de la mina que le ha servido, sorpresa, para trabajar donde Pedro Jota. Necesitamos que algún equipo traiga de vuelta a Bilardo antes de que esta secta argento-bilbaína le acabe por devolver el fútbol a la gente y se acabe el espectáculo. La conexión montonero-abertzale la comenzó la Bonafini en su momento y, como ya avisé, Bielsa la está aplicando al fútbol. El tximitxurri.

Hoy volvía al Bernabéu Pellegrini, el ingeniero que todo lo reducía al puntaje. El año del chileno en el banquillo del Madrid fue un año perdido en la lucha contra el pensamiento único pues tanto él como Valdano no eran sino colaboracionistas. En lo estrictamente deportivo será siempre recordado por aquella eliminatoria de Copa contra el Alcorcón que es una de las páginas más negras de la historia del madridismo. Cierto que tuvo que soportar una virulenta campaña mediática orquestada en su contra pero se la tenía bien merecida por su absoluta inanidad en los momentos importantes. Ese carácter de Pellegrini le resultaba perfecto a Valdano y a la gauche divine pero a muchos nos ponía de los nervios. Parecía que el chileno se untaba cada mañana mermelada de Valium en las tostadas y contagiaba a los jugadores de esa abulia que costó tan cara también en Copa de Europa. "La debilidad de carácter es el único defecto que no se puede enmendar", afirmaba con razón François de la Rochefoucauld.

El Málaga se ha llevado un empate del Bernabeu durmiendo el partido en la primera parte y marcando con el tiempo cumplido tras una segunda en la que el Madrid debió adquirir una cómoda ventaja. Digan lo que digan mañana los diarios, el empate fue un premio exagerado para un equipo, el de Pellegrini, con mucho toque pero sin instinto asesino. Los mejores minutos del Madrid coincidieron con el despertar del letargo de Özil que había tenido uno de esos días oscuros que alterna con otros en los que su presencia ilumina la cancha. Benzema tuvo destellos pero falló una ocasión con todo a favor de la que ahora nos acordamos y que esperamos olvidar pronto. Seguimos echando en falta a Di María y a Xabi Alonso. Lo del primero es cuestión de tiempo, tememos que lo del segundo también. Está semana en Barcelona no hablarán de los árbitros y yo tampoco.